martes, 8 de noviembre de 2011

GRANDES HEROES

 MIGUEL HIDALGO

Miguel Hidalgo y Costilla en la madrugada del 15 de septiembre de 1810 llamó al pueblo para iniciar el movimiento que daría la independencia de México, aunque él mismo no lo viera culminado.

La primera avanzada del movimiento, sin embargo, se debe a Hidalgo y a otros militares, las tropas a su mando salieron de Dolores, llegaron a Atotonilco, San Miguel de Allende, entonces conocido como “El Grande”, dirigiéndose hacia Celaya, Salamanca y finalmente Guanajuato.

En la Alhóndiga de Granaditas se llevó a cabo otro enfrentamiento, en el que se confrontaron españoles y tropas insurgentes, siendo vencidos los primeros, por lo que Miguel Hidalgo se dirigió a Valladolid, misma que también se cuenta entre los sitios más importantes que fueron tomados entonces. Valladolid es importante porque ahí planearía la toma de la Capital de la Nueva España, en donde se encontraban representados los poderes centrales.

En su marcha, se produjo el 30 de agosto de 1810 la batalla del Monte de las Cruces, cercana ya a la capital, en donde obtuvo el triunfo, sin embargo, ello significó la confianza de Hidalgo, enviando sus tropas hacia Ixtlahuaca, desprovechando la debilidad que había dejado en la ciudad.

Su plan era atacar a las tropas realistas sorpresivamente y no enfrentarlas en la capital, lo que lo llevó a enfrentarse en Puente Calderón, de donde no obtuvo ventaja, regresando hacia el norte del país. En su trayecto, en Acatita de Baján él y sus tropas sufrieron una emboscada, pues se había anunciado a las tropas realistas su camino, haciéndolos éstas prisioneros.


La fecha de su detención quedó registrada en la historia, el 21 de mayo de 1811, los condujeron a Chihuahua, en donde fusilarían primero a Ignacio Allende, Juan Aldama, y Mariano Jiménez, el 16 de junio del mismo año. A Hidalgo le fusilarían más tarde, el 30 de julio de 1911. Sin embargo, ni la lucha, ni las ideas de los caudillos fueron olvidadas, y aunque la lucha armada culminó hasta 1821, la figura del Cura de Dolores sigue siendo trascendental por su significación, y por la fuerza que impregnó a la lucha de independencia.

Para muchos Hidalgo no fue el héroe histórico que la mayoría reconoce, sin embargo, y pese a sus detractores, para los mexicanos los caudillos que hicieron posible la independencia se encuentran alejados ya de la crítica y la historia oculta, son venerados por el gran valor que tiene la libertad como país independiente.

JOSE MARIA MORELOS

Desde 1811, y hasta el inicio de su declive militar en 1814, Morelos, ayudado de muchos lugartenientes, logró conquistar la mayor parte del sur del país y parte del centro, en la región del actual estado de Morelos, donde se desarrolló, entre el 9 de febrero y el 2 de mayo de 1812, su acción militar más famosa, el Sitio de Cuautla, en la ciudad homónima, que lo convirtió en el principal enemigo del ejército realista.
También organizó el Congreso de Anáhuac, el primer cuerpo legislativo de la historia mexicana, cuyas sesiones tuvieron lugar en Chilpancingo (actual Estado de Guerrero) durante septiembre y noviembre de 1813. Allí Morelos presentó sus Sentimientos de la Nación. El Congreso aprobó el 22 de octubre de 1814, en Apatzingán, la primera Constitución de México, aunque Morelos después declaró que "es mala por impracticable".[2]
Tras varias derrotas, fue capturado el 5 de noviembre de 1815 en Temalaca,[3] por el coronel Manuel de la Concha, fue juzgado por la Inquisición, y finalmente fusilado, el 22 de diciembre de 1815.

IGNACIO ALLENDE
fue un capitán del ejército realista en México que simpatizó con el proyecto de independencia del país. Asistió a las primeras juntas secretas de la rebelión organizadas por los corregidores de Querétaro y luchó al lado de Miguel Hidalgo y Costilla en la primera etapa de la guerra de independencia. Relevó a Hidalgo en el liderazgo de los insurgentes. En Chihuahua, fue traicionado, juzgado, ejecutado y su cabeza exhibida en una esquina de la Alhóndiga de Granaditas, en la ciudad de Guanajuato.

JUAN ALDAMA
Aldama permaneció junto a Allende durante toda la campaña hasta que fue hecho preso en Acatita de Baján junto a los demás insurgentes. Fue uno de los exceptuados por el indulto del virrey, que había puesto precio a su cabeza. Conducido a Chihuahua, fue juzgado y condenado a la pena capital, siendo fusilado el 26 de junio de 1811 en compañía de Allende, Mariano Jiménez y Manuel Santa María.

VICENTE GUERRERO

Tras estallar la guerra de Independencia, en Técpan fue testigo del arribo de las tropas de José María Morelos e Isidoro Montes de Oca, siendo ahí mismo convencido de unirse al movimiento. Comenzó su carrera militar a las órdenes directas de Hermenegildo Galeana en el año de 1810. Con el grado de capitán el Gral. José María Morelos lo comisionó para atacar la población de Taxco. Vicente Guerrero se distinguió en la batalla de Izúcar, el 23 de febrero de 1812, donde comandados por el General Mariano Matamoros derrotaron al General Brigadier Ciriaco del Llano. Continuó bajo las órdenes de Morelos, siendo comisionado para combatir en el sur del estado de Puebla. Con la derrota sufrida en la Batalla de Puruarán, Morelos lo comisionó a combatir en los estados del sur de México, a donde se dirigió llevando consigo sólo un asistente. A comienzos de 1816, con la muerte de José María Morelos, la mayoría de los jefes insurgentes se retiran de la lucha y esta declina. A pesar de ello, Guerrero continua su lucha en los estados del sur de México en el periodo llamado de Resistencia. Fue derrotado en la Batalla de Cañada de Los Naranjos, aunque luego venció a Zavala y Reguera en Azoyú. El 30 de septiembre de 1818 logró la victoria en la Batalla de Cerro de Barrabás ante las fuerzas realistas que eran comandadas por José Gabriel de Armijo y el 5 de diciembre de 1819 logró escapar de las fuerzas realistas después de ser derrotado en la Batalla de Agua Zarca. Estando la lucha insurgente en decadencia, Juan Ruiz de Apodaca decide ofrecer el indulto para aquellos que dejaran la lucha, siendo muchos los jefes independentistas que comenzaron a rendirse.
Su padre, Pedro Guerrero, que se había vuelto partidario del realismo español, fue enviado por el Virrey Apodaca para intentar convencerlo de que depusiera las armas y aceptara el indulto. Nada hizo cambiar las ideas del general insurgente, ni siquiera los ruegos de su padre, de rodillas y con lágrimas en los ojos, a los que Guerrero repuso: "Señores, éste es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español. Yo siempre lo he respetado, pero la patria es primero".

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